Conversación subrealista


En una cama de hospital, yace tumbada una mujer de unos 40 años, morena, pelo largo, rizado, piel oscura, ojos azules, labios gruesos y nariz chata. Se llama Noelia y en la puerta de la habitación, se encuentra "su rival", esa mujer que le ha quitado lo que mas quiere en la vida. Se llama Victoria, tiene 12 años menos que ella, es de piel oscura, pelo liso rubio y largo, muy largo. Tiene unos ojos enormes, llenos de fuerza, sinceridad y fuego, de color caoba:

Noelia - ¿te has salido con la tuya? se va a vivir contigo

Victoria - yo no me salgo con nada, ella es libre de hacer lo que realmente quiera. Y ella quiere ser feliz y sobre todo, ¡quiere ser libre!

Noelia - Antes de que aparecieras tú éramos felices.

Victoria - ¿enserio piensas eso? si se enamoró de mi, ¿no crees que era porque le faltó algo?

Noelia - ¿que carajo le das? ¿que es lo que encontró en ti que en mi no vió?

Victoria - no lo sé, pero ¿alguna vez te pensaste más de una vez en darle un beso?, ¿Alguna vez te pensaste en darle aquella caricia? ¿Alguna vez has dicho que NO a algo que te nace regalarle? Yo le doy todo lo que me nace darle, le doy todo lo que me pide e intento siempre tenerle preparado lo que necesita. Siempre intento que no le falte ninguna de mis atenciones. Siempre tengo unas palabras de aliento, de amor y ánimos. Y si alguna vez no las tengo, es porque las palabras sobran.

Noelia - ¿Crees que actué mal? ¿Crees que por eso la perdí?

Victoria -  No has actuado mal, tan solo actuaste tal y como eres. Al menos no la mentiste. Eres sincera, la amas, pero no la correspondes como necesita y desea ser correspondida. Yo no sé si mañana podré corresponderla con las necesidades que mañana tendrá, pero intentaré amoldarme a ella todo lo que pueda. Lo que no puedo hacer es retenerla, lo mas importante para ella y para mi es nuestra felicidad, y quizá, algún dia, nuestra felicidad, esté lejos la una de la otra. No sé si me puedes entender, pero en el amor no se puede ser egoísta.

La mujer de la que están hablando, esa mujer tan deseada, entra por la puerta con una sonrisa en la cara. No se podía imaginar lo que había escuchado. Hay dos mujeres que la quieren, pero solo una la ama.

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