Cosas que te pueden suceder trabajando de comercial en la calle


Eran las cuatro de la tarde, en un barrio periférico de la ciudad de Telde. Dos comerciales de una empresa de telefonía por cable, están haciendo la última ronda. Llevan en ese barrio desde las doce del medio día y no han comido, ni bebido nada aún. Habían salido de casa de una anciana que apestaba a rayos, pero hicieron un contrato a la anciana y dos a su hijo, da igual lo mal que huela la vivienda, las comisiones a fin de mes es lo que interesa, no tus tripas en ese momento. Aunque alguna vez la calle ha servido de vía de escape, cuando una vivienda no tiene el mínimo exigido en limpieza.
Les toca el décimo segundo piso y que raro, una puerta de acero ¿será la azotea? bueno, ellos se querían ir, así que tocaron y si nadie les hubiera abierto, tan felices que se hubieran marchado. Pero no, la puerta se abrió a los tres segundos exactos, y la sorpresa fue mayor cuando vieron que quien le abrió la puerta fue un mayordomo. El mayordomo, con mucha educación los dejó pasar sin mediar palabra, les ofreció agua:

Mayordomo - ¿puedo ofrecerles agua a los señores?

Comercial nº1 - sí por favor, si la tiene fría mucho mejor.

El comercial nº2, es tartamudo, pero muy buen vendedor y exigente, no se conformaba con poco

Comercial nº2 - yi yi  yio! con hielo! p p p por fa fa fa favor

Mayordomo - Enseguida se lo traigo, mientras pueden esperar en esta sala a que llegue el señor.

Hace una reverencia y se va. Los muchachos, se han quedado atónitos, no se creen que en un barrio tan pobre halla una casa reconstruida y hecha todo un palacete, ya que la sala en la que se encontraba tenía una fuente en el centro, plantas alrededor moqueta muy bien cuidada haciendo una especie de camino que da para tres habitaciones. Los pasillos hacia esas tres habitaciones son abovedados, fijado con un arco de medio punto y lleno de murales. El comercial nº1 no salía de su asombro y empezó a verlo todo con curiosidad, tocando plantas, metiendo la mano en el agua de la fuente, mientras en comercial nº2 incrédulo de lo que estaba viviendo empezó a estipular quien pudiera ser el dueño del piso mansión. Estaba muy nervioso y de hecho pensó en irse, pues podría ser un caco de la mafia y que les hayan abierto la puerta de ese modo, sin preguntas, es una señal muy extraña. Pero también piensa que ese señor tiene mucho dinero y quizás pueda hacerle más de un contrato, así que se queda y espera paciente al dueño de la casa.
De repente, se oye una voz "el rubio puerta de la izquierda, moreno espere", el rubio es el comercial nº1 y se pone nervioso, muy nervioso, tanto que decide abandonar la casa dejando a su compañero dentro. El tartamudo ve que lo han dejado solo y también tiene miedo, pero piensa "si le saco contratos a esta persona, las comisiones son integras para mi" y con un brillo en los ojos decide introducirse por el pasillo de la izquierda. El pasillo estaba oscuro, pero al ir avanzando por el, se ilumina y llega a una habitación, la cual está decorada con muchas plantas y arbustos, muebles de jardín y cinco loros. Hay una mesa de mimbre donde hay un vaso de agua con hielo, decide tomársela y sentarse en un sillón de mimbre teñido de negro. Al sentarse se oye una voz de hombre muy dulce a la vez seca, directa y muy viril " usted me gusta, es muy valiente. Sin embargo, aún tiene miedo ¿de que puede tener miedo? ¿Aun cree que puedo hacerle daño?” El comercial no sabe que hacer, ni que decir. Se ha quedado parado, con el vaso en la mano, sudando por los nervios y aunque le cuesta habla.

Comercial - n n no cr cr cr creo, qui qui qui que pue da hacerme me me daño señor, no he no no notado nada rrraaaro en el aaaagua.

Voz - ¿te gustaría ver a quien te habla? creo que si

El comercial asiente con la cabeza junto con una sonrisa, mientras mira al suelo y ve que el suelo es de acero con remaches. Se oye un sonido de motor de baja potencia y se ve de frente, como un señor totalmente desfigurado y en silla de ruedas, entra a la sala.

"soy Ginés, el dueño y señor de esta fortaleza, entre la podrida sociedad de este barrio ¿quien eres tú?"

El comercial impactado por la deformidad tan grande que tiene en la cara, se queda bloqueado y tarda en reaccionar, pero lo hace moviendo la cabeza y ofreciéndole la mano:

"Hola Ginés, mi nom nom nom nombre es Pa pa pa Pablo ¡que casa mas bonita tiene usted!"

Ginés - ¿que le trajo a mi puerta?

Pablo se prepara, no quiere tartamudear, de su boca trabaja y tiene que concentrarse en sus cuerdas vocales. Ya dije que es un buen vendedor, y los buenos vendedores, no son tartamudos:

Pablo - Buenas tardes, Ginés. Soy asesor comercial de la empresa intercomunica, somos líderes en el sector de la comunicación en España. He tocado en su puerta para informarle sobre los nuevos precios y si a usted le interesara hacerle el contrato.

Ginés - solo me interesa el ADSL con router wifi, sin límite de descarga ¿podría usted darme eso?

Pablo - ¡claro! y por el mismo precio le podría poner televisión por cable, si usted lo desea

Ginés - ¿ve usted alguna televisión por aquí? (Pablo niega con la cabeza) pues no me ofrezca lo que no quiero

Pablo - este mes tenemos una oferta, y es que si usted contrata ADSL sin límite con teléfono fijo, durante el primer año le
regalamos las llamadas a móviles y a toda la zona euro.

Ginés - Quiero wifi, solo wifi o sacas los papeles de la carpeta y me haces el contrato o llamo a la competencia

Pablo - Claro, claro como usted desee. (Pablo coge su cartera, saca la carpeta donde guarda los impresos de los contratos. y de repente su flema comercial le volvió a latir) pero seria una
pena Ginés que usted no se pueda beneficiar de esa oferta ¿usted vive solo?

Ginés lo miraba incrédulo, que pesadilla de hombre pensaba y optó por asentir con la cabeza.

Pablo - si vive solo, le será mas fácil comunicase con su familia por medio del teléfono fijo.

Ginés - No tengo padre, ni madre y soy hijo único, tan solo quiero wifi, déjeme su numero que si me hace falta algo mas lo llamaré con mucho gusto.

Pablo - Claro, sin problema.

Después de rellenar el contrato y de firmar el mismo, Pablo le da su tarjeta de visita a Ginés y deja otra sobre la mesa:

Pablo - Un placer Ginés, si no le importa le dejo aquí otra tarjeta, para su trabajador, que quizás el necesite televisión, teléfono o ADSL. Un placer.

Se dan la mano y Pablo solo vuelve a la sala de la entrada, lo esperaba el mayordomo para abrirle y sale de la casa.
Cuando sale al rellano, ve a su compañero sentado en la escalera esperando, con fatigas y sed.

Pablo - Te quedaste sin agua

Comercial nº1 - ¿tu no notaste raro el ambiente ahí adentro? digo el olor ¿no lo notaste?

Pablo - Yo solo se que he sacado un contrato de ADSL y no pude sacar mas

Comercial nº1 - ¿has podido ver si está en la lista de morosos de la empresa?

Pablo - no creo que sea moroso, parece que esta forrado en plata

Al salir de allí, Pablo se dio cuenta de que no llevaba ni la cartera, ni las llaves del coche.

Pablo - ¡Menudo barrio! no te puedes fiar ni de un tetrapléjico, freeky, pajillero y más feo que la madre que la parió ¡hay que joderse!

Comercial nº1 - ¡Te dejaste todo arriba! y no te pases tío, que igual está enfermo o tuvo problemas con la placenta

Pablo - Si, igual la placenta era ácido sulfúrico. No le viste la cara. Era como un remolino de mezcla de carne y piel con ojos, dos agujeritos y una especie de boca con dientes mal formados. Pero yo paso de subir, nos vamos.

El comercial nº1 se para, se queda extrañado mirando a Pablo y le dice:

"¿te has dado cuenta de que ya no tartamudeas? muy raro ese olor, esa decoración y que halla un mayordomo en el siglo XXI..."

Subieron rápidamente y al llegar al vigésimo segundo piso la puerta había desaparecido.

Pablo - ¿Me invitas a comer? Es que no sé donde dejé mi cartera

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