Cuando los sentidos te echan de menos.

Zumo de naranja, café recién hecho, tostadas aun calientes, mantequilla blanda y lista para untar, mermelada dulce, cremosa y roja. Todo eso nos esperaba en la entrada de la habitación, pero tú y yo, no queríamos perder ni un minuto de nosotras. En unas horas te vas y quizás no te vuelva a ver, probablemente quiera saborear tu piel, tanto, que pueda reconocer tu perfume, aunque esté el mar por medio. Quizás quiera aprenderme tu silueta y así poder reconocerte por el tacto o muy probablemente, quisiera alimentar mi memoria,para esas noches de soledad poder reproducirte solo con la imaginación.
Tú no paras de mirarme, de acariciarme, de olerme, de besarme, de saborearme, de divertirte en mi, puede que quieras lo mismo que yo, pero me asalta la duda de si tu piensas en mi, de la manera tan furtiva, arrolladora y voraz como lo hago yo. Puede que sea aun más pero no lo demuestras mucho, tan solo me comes a besos.
Igual que anoche te desvestí, ahora te ayudo a vestirte. Tu blusa, está del revés, yo paso tu cabeza y te ayudo a que metas tus brazos en las mangas. Me miras y no sabes si reir o decirme que tu te sabes vestir solita, lo cierto es que sonries e intentado llenarte de ternura, me das un beso en la mejilla. Aún sigues sin saber como tratarme, te sigo desconcertando. Yo me visto sola, pero tu te sientas a verme, "si pudiera te volvería a desvestir", me dice, mientras yo sonrío de ganas, ,por volver a estar encima de ella.
Salimos a la entrada y nos disponemos a desayunar, pero a estas horas el zumo de naranja me hace daño al estómago, así que decido tomar mi dosis de cafeína, con una tostada seca y ya, fría. Tú lo mezclas todo, comes de todo y te encanta. No dormiste anoche y creo que puedes llegar a tener hambre.
Al salir del hotel, nos damos cuenta de que no tenemos tanto tiempo como pensábamos para despedirnos, y todo fue rápido, a trompicones y se que nos supo a poco.
Quisiera haberte podido abrazar, besar y no soltarte jamás, pero todo quedo en un beso rápido, con prisas en la mejilla y en una caricia tímida en la cintura.
Me fui a casa con mal sabor de boca, despues de la noche maravillosa que pasamos. Pero por la noche me despierta un mensaje en el movil. Cojo el movil, veo la hora y maldigo el porque no lo dejo sin sonido, pero al ver que era una mensaje tuyo, me emocioné y cuando vi tu mensaje me ilusioné.
Solo era una simple palabra, solo me decías una simple cosa, pero su valor era inmenso. Ahora se que a ti tambien se te hizo poco y ahora se que es lo que verdaderamente tienes aquí, pues tu mensaje fué: "¡Volveré!".

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