Relato de una niña con el corazón roto.

A la mañana siguiente del desengaño, me quise levantar, para seguir mi camino, pero despues del día de ayer, como seguir por ese camino empedrado, lleno de lodo, resbaladizo y sombrío. No puedo salir del camino, a menos que de marcha atrás, pero no me gusta desandar la senda ya andada y desidí saltar el muro izquierdo que delimita este camino. Con un gran esfuerzo, trepo, y trepo, me agarro a los árboles para ayudarme a seguir subiendo, intento buscar huecos para colocar los pies y seguir avanzando, hasta que caigo, victima del cansancio, el vértigo y el miedo de verme en otro camino diferente. Caigo de bruces al mismo camino que hace años me lleva atrapando, otra vez a levantarme, otra vez cubierta de lodo y hojas secas. Estoy dolorida, retorciendome en el suelo, pero me levanto, me estiro y resoplando, intento encontrar una parte del muro, que esté mas bajo. Sigo caminando, todo me parece cada vez mas pesado, me desanimo y pienso en no volver a salir de aquí. Pero veo un agujero, en el mmuro de la derecha, ¿podré pasar por ahí? No hay tiempo que perder, cojo un buen palo, y empiedo a darle golpes a los lados, veo que no se cae el muro, entonces me agacho para observarlo mejor. Veo luz a través de el y me dispongo a cruzar por el, pero calculo mal y me quedo atrapada. Estoy abriendo el hueco poco a poco desde dentro, se que saldré, veo luz al otro lado, pero me va a costar salir de aquí. Llevo mucho tiempo en el camino, ahora veo una pradera, donde el camino, lo hago yo y yo estoy dispuesta a volver a escribir mi destino, a volver a elegir el camino.

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