Me falta algo.


Yo soy una persona que me gusta salir y divertirme, pero ¿sabes esos días que se te apetece estar en casa con la mantita viendo pelis? pues el fin de semana pasado fue uno de esos.
Estaba tan a gusto en casa cuando me llama mi amiga Meri y me dice de salir.
¡Pero chica, si es domingo! ¿Donde carajo vamos un domingo?
- Que sí, que hay una inauguración en no se que sitio y bla bla bla
- No, no, no que mañana por la mañana trabajo.
- Que sí, que estás de bajona.
- ¿Como que estoy de bajona?
- No has salido en todo el fin de semana.
- No se me apetece salir, mañana trabajo.
- Que sí.
- Que no.
Y bueno, se le puso una voz de maestra de escuela algo histérica y ya me entró el miedillo.
- Vale, si voy.
- ¿Como vas a ir vestida?
- Cómoda, con vaqueros
Bueno... para que fue aquello, se hizo un silencio que aún tengo los pelos de punta.
- Te pones el traje de putilla y no se hable más.
- ¿El traje de putilla? No quiero ligar (me refiero a una pulmonía).
- Pues eso, así ligas algo y le sacas rendimiento al domingo.
Con lo bien que estaba yo en el sofá tirada con la manta por encima, calentita.
Salimos, con el traje de putilla, por supuesto, que es un traje ajustado, de palabra de honor y un color rojo muy putillo.
Al entrar en el local... ¡que decepción, éramos las primeras! si hubiera llegado la música, no hubiera sido tan trágico y lo del hielo fue el acabose. Pues nos pedimos unas copas (sin hielo), sentadas en un sillón estilo puff, más incómodos que un cactus, bueno ¿las piedras del campo donde te sientas cuando haces una caminata y estás cansada? Ésas son más cómodas que el sillón ése.
Me senté intentando guardar la compostura, poniendo una pose de mujer madura e interesante y a la vez miraba para la puerta mirando a las personas que entraban.
¡Chacha, que rara es la peña que te encuentras en un local un domingo a la noche!
Vino uno con las copas por adelantado manteniendo el equilibrio, otro brincando y un grupo que nada más entrar se preguntó que hacían ahí. Pero yo a lo mío y mi malibú con 7up (es que trabajaba al día siguiente, si no los vodkas vuelan).
Y de repente sucede estando de charla con Meri, tengo que ir a mear... miro la cola del baño y automáticamente se me quitan las ganas de mear, una cola que iba de punta a punta del local. "¡Joder, voy al de los tíos!”. Limpio, ordenado, de momento huele bien, pero no me fío y pongo mi pose de NO TOCAR NADA CON EL CULO MIENTRAS LO MEO TODO, YO INCLUIDA. ¡Que incómodo chica! no sé como podemos hacerlo, pero bueno termino, me lavo las manos y al salir me encuentro con una chica, de esas que se visten con todo aquello que te encantaría ponerte, pero seguro a ti te queda fatal. Morena, pelo ondulado, sedoso, camisa negra sin mangas, pantalones vaqueros grises, zapatos negros con tacón de aguja, que bueno, al menos tiene estilo para vestir y sabe caminar con esos zapatos después de horas con ellos (no parecen velocirraptores). La vi de espaldas, pero cuando se dio la vuelta, que carita mas linda, sonriente, ojos color miel... ¿A que me la ligo?
Fui corriendo donde mi amiga, y ella me dice:
- ¡Tía me voy! esto es un aburrimiento.
A mi me dio igual, apareció mi presa (espero tener dientes para ese cacho de pan), ya le contaré mañana.
Me acerco a la muchacha y le susurro:
- Hola ¿Tienes hora?
- Sí, son las 2:05.
Yo miro mi reloj y le contesto: Me gusta que no mientas.
Ella ríe y empezamos a charlar y a beber, y a beber, y a beber, hasta que con un mareo digno me dice que fuéramos a su casa y bueno yo acepté.

Lo que hicimos en su casa no me acuerdo, bueno sí, vomité y lo de después si que no me acuerdo.
Pero bueno, el lunes me desperté o no dormí (directamente), me di una ducha y me fui al trabajo. En el trabajo me sentía muy rara, aparte de cansada, como si algo me faltara y no sabía el que. A media mañana me fui a desayunar con mis compañeras y me "hinqué" entre pecho y espalda un litro y medio de café, pero algo me sigue faltando. Fui a unas entrevistas con clientes, daba cabezazos y me sentía rara, me sentía como si estuviera desnuda en plena calle. Hasta que me llega una llamada:
- Hola, ¡Guaci!
- Hola ¿Quien es?
- La mujer con la que dormiste anoche.
- Hola guapa, ¿que tal?
- Yo bien ¿Y tú?
- Bien, intentando trabajar, ¿Te gustaría almorzar conmigo?
- No, no, te llamaba porque te dejaste algo en casa.
- Ah, ¿El que?
- ¡LAS BRAGAS!
- ¡ahh! Ya decía yo que me faltaba algo.



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