Cuando la noche cae, mi mente se revela, me hace sentir cosas, en las cuales, no pensaba antes. Me hace ver que quien quiero es una simple persona, que juega, que siente, que acierta y se equivoca, como todos, cómo yo. Cometer errores nunca fue un buen plan, pero la diversión y el placer que sientes al hacerlos son sublimes. Sabes que te equivocas cuando crees que algo no va bien, que esa conciencia, no está del todo con nosotros, pero el deseo es insuperable y te lanzas al vacío. Es tuya la responsabilidad de caer de pie o de cabeza, al igual que es tuya la responsabilidad de levantarte y curar tus heridas.
Nunca di un sí cuando he sentido dudas, jamás daré un sí cuando yo tenga dudas, pero a veces los momentos nos llevan por derroteros que mejor no pensarlos.
Pensar que estás jugando con fuego me atrae, pero se que ese fuego no dañará mi piel, me asusta, no quiero ser causante de desgarros emocionales de terceras personas.
El que no sea mi problema, no quiere decir que no me sienta culpable o que no me afecte a mi.
Cada cuál vive su realidad y por idéntica que sea, nunca será la misma.
He vivido esto antes, pero nunca dieron un paso tan importante como lo han hecho ahora, casi todo se mide y lo que ayer era grande y potente hoy es imparable.
Se lo que quiero, se lo que me viene bien y se lo que merezco, por una vez en mi vida coinciden y lo voy a aprovechar.
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