Escuchando aquel tango que bailábamos, en aquella plaza, cuando todo era perfecto y brillábamos incandescentes de felicidad, me acuerdo de tu belleza serena, de tu encanto latino, de tu olor porteño, de tus manos sin dueña, de tu boca callada pero abierta, de tus ojos verdi-negros, de como reías, de como soñabas, de como me besabas, de como me escuchabas, me hablabas y me traducías cada cosa que no entendía de mi mente. Me acuerdo de como tu carita triste cambiaba a esperanza cuando me veías, cuando te besaba, cuando te dabas cuenta de que tu cuerpo quería ser acariciado por el mío. Me acuerdo de aquellos pasos de baile donde el calor, el cariño, el bienestar y todo aquello que encontrábamos de nosotras mismas en ambas, no sólo era ilusión.
"¿Lo recordás, cuando pasábamos horas hablando sin hablar, cuando nuestros ojos decían todo aquello que no tiene palabras pero mucho sentido?"
Pues he escuchado una canción que bailamos y no solo he recordado el momento, también he recordado lo que sentía. Me sentía tan bien sabiendo que tenía a una muñeca en mis manos, sabiendo que tú quería ser mejor persona al estar a mi lado y me sentía obligada a ser muy buena persona, tan solo por saberte enamorada.
Hace años que no nos tenemos, pero es escuchar ese tango y mi cabeza se enrisca o vuela, aun no se. Hace tiempo que decidimos (tú antes que yo) no volver a vernos, sin ni siquiera darnos la oportunidad de matar la química, el recuerdo, el resquicio, a esas niñas, no matamos al amor, o al menos yo no.
Feliz soy al darme cuenta de que sigo viva, con ganas de amar. Ya no me duele recordarte, tan solo me alegra saber que conocí a alguien que me hizo sentir viva, saber que existen personas como tú, eso me da alegría.
"Por una cabeza
Todas sus locuras
Su boca que besa
Borra la tristeza,
Calma la amargura."
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