Una Dosis (Cap.V)

Me siento con Mike en nuestra mesa de reuniones. Eran las 6:55 y Jorge aún no ha llegado. Decido empezar la reunión, no hay tiempo que perder. Mi trabajo está en juego y con ello mi vida. Le extiendo las fotos del chico de mantenimiento a Mike y éste se sorprende:

- Ésta está sacada de la cámara de seguridad que hay en la entrada de la casa de la víctima y la otra es de archivo de la comisaría. Quiero que hoy mismo interrogues al chaval o chavales.- Le dije mientras soltaba las fotos encima de la mesa.

- ¿Crees que pueda ser el mismo? No creo que en poco tiempo haya cambiado tanto.- estaba con la espalda puesta en el espaldar, las piernas abiertas y su ceño fruncido, del bostezo que estaba reprimiendo. Parecía no tener ganas de trabajar y me dio muy mala espina. Sé que es temprano, pero tenemos que ponernos a trabajar lo antes posible.

- Mike tenemos una hora para ponernos a organizar el caso y lo que vamos a hacer con lo poco que tenemos. Quiero que se saque el mayor jugo posible a las evidencias que tenemos. Nuestro rendimiento tiene que ser el más adecuado si queremos allanar el terreno, sé que es difícil pero no imposible.

- Pero, a ver - dijo titubeando - ¿Que hay en esa grabación? No me has dicho nada - Estaba nervioso y cansado, aún no podía abrir los ojos del todo - ¿Que se supone que le tengo que decir? ¿Qué es? ¿Sospechoso, testigo o qué? ¿Qué le digo para traerlos aquí si no quieren colaborar o creemos que mienten?

- Es cierto, esperaba a que llegara Jorge para decirlo solo una sola vez, pero tenemos que ponernos a trabajar ya. ¡Míralo, ahí viene!

Jorge llega sudando, estaba corriendo escaleras arriba mientras Mike y yo habíamos ojeado el periódico, mirábamos las fotos y discutíamos. Llegaba 20 minutos tarde, pero al menos parece que está despierto y con ganas de acción.

- Perdone el atraso ¿Algo nuevo? - Estaba hiperventilando, sudando y con gafas de sol, cosa que me pareció de mal gusto a la par de irrespetuoso. Él se da cuenta de mi malestar, se quita las gafas de sol, se sienta y espera paciente a mi respuesta.

- ¡Bien! Quiero que vean el vídeo y me digan que es lo que pueden detectar en esa secuencia.

Mike y Jorge no se esperaban lo que sucede. Sus caras son una mezcla de rabia y de desconcierto. No se esperaban que la víctima tuviera algo que ver con la persona encargada de su secuestro y mucho menos que el coche del supuesto asesino fuera de gama alta. Jorge supo enseguida el nombre del modelo del coche. Nos dice que es un Mercedes coupe, de importación. Tráfico y aduanas debería de tener los papeles de ese coche y que él se encarga. La predisposición de Jorge por machacar a los aduaneros y estibadores me gusta, también me gustan los contactos que tiene en tráfico, que nos puede ayudar a sacar mucho más sobre lo poco que tenemos. Le enseño las fotos a Jorge y se sorprende:

-Jadira ¿Podría hablar contigo un momento? – Jorge me caía bien y además era mi compañero, a menudo pasaba más tiempo con él que con mi familia, o mi mujer. Tengo un aprecio muy significativo por él y al verlo serio, intentando mantener la compostura, casi emocionado, me preocupó.

- ¿A solas? ¿Nos vamos a mi despacho? – Preguntas un tanto inútiles dichas en alto para que Mike se percatara de que debe ponerse las pilas. Desde que finalizó la visión del vídeo se quedó allí viéndonos y no sabía cuál era la mejor forma para que él se percatara de que Jorge iba a hablar de algo que él no tenía por qué saber.

- No hace falta, quiero que lo sepa Mike también. – Cabizbajo, parecía avergonzado por algo que no ha hecho pero siente. Quería leerlo. Ver sus expresiones y lenguaje no verbal. Sé que me va a contar algo que puede enturbiar el caso. Nos sentamos los tres y Jorge no sabe a dónde mirar. Hombre alto, fuerte y tranquilo, parecía dejarse llevar por una emoción de desengaño que no sabía cómo empezar a contar.

- Jorge no tenemos todo el día – Mike, su sensibilidad y las prisas que tiene a las 7:30 de la mañana por bajar a desayunar. Jorge lo ignora, me mira con ojos vidriosos, temblorosos y una cara que empieza a estar algo roja.

- Ese chico es el sobrino del jefe – Susurró con voz temblorosa. Parecía un niño maltratado con miedo a decir la verdad. Mike dio a entender que no se enteró. Con cara arrugada y enseñando sus incisivos preguntó – “¿Qué dices?” – Y siguió con un sobrada actitud déspota – “¿No sabes hablar o qué?” – Mike me saturó, cogí a ese gran hombre por el brazo y lo llevé a mi despacho. Le obligué a sentarse en un sillón, abrí las ventanas y en cuanto vi a Mike intentar entrar cerré la puerta. Mejor sin niños de papá intentando ser alguien de quien hablar.

- Aquí tienes agua Jorge, respira y relájate. De mi boca no saldrá nada y por lo que a Mike respecta yo tampoco entendí. Nadie fuera de estas paredes sabe lo que estamos hablando en este momento. Cuéntame, ¿Está tu familia en peligro?

Ése era el método. Dejar que alguien con recursos, con ciertos contactos y leal sea testigo de los crímenes, fraudes y estafas del contrincante en la ciudad, para que luego fluya el chantaje, el cual depende de lo leal y legal seas. El chantaje económico lo aceptan muchos, el chantaje emocional te aseguro que muy pocos lo rechazan.
Mientras tú estás empapelando al que has visto, el otro se aprovecha y gana el terreno, eso sí, usándote. No creas que todo va a ser por arte de la buena fe, del espíritu de la bondad, del sentido del deber y la justicia que aflora en las calles.

¿Qué vas a decir cuando sabes que vigilan a tu pareja, hijos, nietos, padres, hermanos y amantes? ¿Qué ser leal dice no a su familia? perdón no me he expresado bien ¿Dice no a la vida de su familia, a la vez parte de su vida? ¿Qué ser humano prefiere la JUSTICIA, tal y como la conocemos, a ver la muerte de su propio hijo? Pues sé de sobra que éste es el tipo de chantaje que le están haciendo a Jorge.

-¿Qué ocurre con los micrófonos? Seguro que ha puesto en todos los despachos y salas de juntas.- Tenía miedo. No solo podía verlo, también podía sentirlo. Ya no hiperventilaba, ya no tenía lágrimas ni ojos llorosos. Volvió en sí con una integridad pasmosa. Me llamó la atención el que tuviera miedo al espionaje dentro de la oficina y me acordé de que hace unos meses me regalaron un inhibidor de frecuencias. Ése aparato cancela, corta o anula las frecuencias en un radio de 15 metros, nada digital puede usarse cerca de mi. Es ilegal si lo usas tú cómo civil pero si eres agentes de las fuerzas del orden si puedes. Hay personas que les gusta la ilegalidad y lo usan sin importarles las denuncias, ya que pagan a un equipo de abogados y trabajen más o menos, ellos van a trabajar igual.


- Creo que tengo la solución. Si hay micrófonos o cámaras no podrán grabar en ningún dispositivo electrónico, tanto como si emiten la señal como si graban aquí, in situ.

Me sentí genial usando ese aparato, sobretodo porque en un radio de unos 15 metros nadie pudo utilizar el móvil, ni nada que fuese conectado a internet mediante wifi o datos. Todos se volvieron locos fuera de mi despacho, mientras Jorge me contaba su calvario. 

- Hace dos semanas fui con el jefe al barrio. Hicimos una ronda preguntando a los chicos. Resulta que el que está en la fotografía de la cámara de seguridad es el sobrino de él. Del Jefe. Me dijo que no dijera nada, el chico se quedó mirando para mí y me dijo que tenía una buena mujer y una hija muy linda. Cuando volvíamos a comisaría en el coche, el jefe de dijo algo así como: no le has caído muy bien, no la cagues más. Si sabes algo de él, antes que a Jadira, dímelo a mí. 

- A ver, esto no significa nada. Ha visto la cámara y sabe que le están buscando. ¿Anoche mandaste su orden de detención verdad? 

- Sí, pero ya sabes cómo es todo esto, no creo que hasta dentro de media hora que se haga efectivo. ¿Crees que tengo que hablar con el jefe? - Me acerco a él y mirando a sus ojos castaños le pregunto bien claro - ¿Crees que el jefe está detrás de estas muertes?




Y aquí empieza la comunicación entre dos mundos y 3 ideales.

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