Acepté mi traslado,
no sin antes tomarme unos meses libres con seguimiento psicológico.
No podía ser más
feliz. Pueblo nuevo, casa nueva y en un principio casi nada de trabajo, pero sólo
en un principio. Todo era idílico; paseos por la playa, sobremesas en la
terraza, aprender fotografía, fotografiar los pequeños placeres de la vida y
los grandes. Me encantaba que Delia cocinara y no se le daba mal. Una noche
cocinó cuscús con verduras y le salió riquísimo, no sabía que aprendería tan
rápido.
Con respecto al caso,
el señor Francisco Bethencourt se retiró de la política semanas después de que
el capitán cerrara el caso y días después de que su hermano Fernando
falleciera. El chico de mantenimiento de la primera víctima, nos había
comentado que ese hombre violó a su madre en repetidas ocasiones, fruto de esas
agresiones nació él.
Su madre no pudo
abortar; al denunciarlo la pusieron en protección de testigos y en una noche la
mataron. Aprovecharon un descuido de la policía que la vigilaba y acabaron con
su vida, cuando el muchacho tenía unos 3 años. Se educó con su tío y su abuela.
Éstos no le ocultaron la vida de su madre, no le escondieron quien es su padre
y tampoco le taparon la penosa vida que pasó desde que conoció a Fernando
Bethencourt. Cuando lo interrogamos no pensamos que lo fuera a matar pero tampoco
nos preocupó, Jorge pensó que solo recaudaba información para poder
denunciarlo; cómo si los genes no hablaran lo suficiente.
Fernando Bethencourt
apareció flotando en el mar con una bolsa de basura en la cabeza. El cuerpo
estaba en proceso avanzado de descomposición y se podía observar que fue torturado.
Le había cortado el pene a trocitos y, si mal no recuerdo, se encontró restos
de escroto en aparato digestivo. A las dos horas de encontrar el cuerpo el
chico se entregó. Tanía el semblante tranquilo e incluso nos regalaba una
pequeña risa y desde el juzgado mandó un sobre a Francisco Bethencourt, nunca
sabré que diantres le envió pero hizo que se retirara de por vida donando más
de medio millón de euros a una ong para mujeres víctimas de sexismo.
Gibson se retiró. Se
fue a Australia con su sobrino pero antes de irse quiso verme para despedirse
de mi. Estuvimos hablando sobre el caso, sobre los asesinos y los juicios. No
pasé por alto el extraño parecido que hay entre su sobrino Anibal y el asesino
de Fernando Bethencourt y se lo comenté.
- Cuando estuve
procesando las pruebas por primera vez pensé que Anibal y el chico éste eran la
misma persona o hermanos. Son muy parecidos - lo miraba fijamente, quería verle
los gestos faciales, sabía que no me podía mentir y llegó un momento que él
también lo sabía. Miraba su cerveza, por un momento lo hice ruborizarse pero a
la vez sudaba, estaba escondiendo algo tan grave como vergonzoso.
- Son hermanos Jadira
- Me mira fijamente, se acaba de golpe la cerveza, se levanta y poniéndose su
chaqueta de cuero marrón pretendía irse. Lo agarré por la manga, tiré hacia mí
y lo obligué a que se volviera a sentar y a que me explicara todo esa historia.
- Cuando era joven hice una locura y el que aquel entonces era alcalde me dijo
que si le hacía un favor olvidaba todo - Me miraba y notaba como temblaba,
tenía miedo - Yo estaba enganchado y hubiera dado cualquier cosa para no ir a
la cárcel y le llevé a mi hermana a Nando.
- ¿Cómo? ¿Dejaste que
violara a tu hermana? ¿Cómo has podido? - Estaba indignada, tanto
parlotear de los países de habla árabe y aquí son igual o peor. Quise dejarlo
hablar pero mi mano ya estaba en el móvil, intentando grabar la conversación.
- Gracias a ellos soy
lo que ves hoy y tengo a Aníbal. Mi hermana se suicidó cuando él nació y nunca
le conté quien es su padre y no lo necesita. Él es producto de un error que yo
cometí y cada día lo subsano.
- ¿Que tiene que ver
Aníbal en el caso? - Estaba resoplando con fuerza, él metido en el cuello de su
chaqueta evitaba mirarme a los ojos y la mesa que nos separaba se me antojó
enorme. Me acerqué aún más a él para escuchar perfectamente cada palabra.
- Nada, solo le
pusieron esa droga ahí para incriminarlo - Seguía sin mirarme.
- ¿No fue él quien
salía en el vídeo del secuestro?
- No
- ¿Era el de la
piscina?
- Sí
- No me mientas. ¿Cuántos
hijos no reconocidos puede tener ese asqueroso por ahí?
- No lo sé Jadira,
muchos probablemente.
- ¿Eres tú el soplón
de la oficina? - Comencé a subir la voz paulatinamente mientras acerba mi cara
a su oído, mi voz fue cada vez más fuerte, seca y empecé a hacer preguntas una
tras otra. Tenía miedo, sabía que se iba a Australia por miedo - ¿Eras tú el
que me quería lejos de la comisaría y del cuerpo? ¿Cuántos micrófonos y cámaras
has colocado? ¿Eh?
- ¡No, Jadira, por
favor, cálmate! Yo siempre te recomendé. Te falta destreza pero tienes
paciencia y tienes lo necesario para ser la mejor pero no soy tan corrupto como
crees. Mi sobrino no es el del video, es parecido pero no es él. Lo atacaron a
él para llegar a mí, luego atacaron a Mike y después fueron a por Delia.
Querían encontrarnos. En las cajas había material para volar la ciudad. Querían
tenernos fuera de juego para hacer lo que iban a hacer - Seguía muerto de
miedo, no sé de qué huye pero tampoco quiero saberlo.
- Bien y ¿ahora qué
hago? ¿Te arresto por trata de blancas, por cómplice de violación y cohecho? -
La verdad que no tenía pruebas para denunciarlo, en un juicio justo sería su
palabra contra la mía. No pude grabar la conversación y todo ese diálogo
me frustraba aún más.
Él sonrió y
levantándose de la mesa me dice algo que no entendí en ese momento y Delia fue
la que tuvo que explicarme cuando llegué a casa: "Mutatis mutandis".
Mutatis mutandis = Cambiando lo que haya que cambiar. |
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