Una Dosis (Cap. XV)

Gibson me dejó con muy mal sabor de boca. Sabía todo lo que pasaba con los hermanos Bethencourt pero nunca hizo nada para pararlos. Sabía que la unión con el empresario José Suarez no era muy lícita pero ahora está fuera de mi jurisdicción. Jorge me va contando como siguen esas negociaciones y aunque sean legales no son morales. Él que se use dinero del pueblo para salvar a un club de fútbol mientras los bancos echan a la calle a familias enteras de sus casas no es muy decoroso, ni honra a nadie pero es mejor salvar un club de fútbol que a la propia ciudadanía.

Mike se recuperó rápido. A la semana de su sobredosis ya estaba en activo y fue sorpresa el que lo nombraran capitán. Nadie lo intuía y todos se quedaron confundidos. Si Mike era prepotente, se lo pueden imaginar ahora, no ha tardado en ganarse enemigos dentro y fuera del cuerpo de policías.

Hace unos días; Jorge, su mujer, Delia y yo fuimos a cenar a un restaurante japonés a la ciudad. Nada más entrar vimos a Mike con una chica muy guapa, de unos veinte años. Vestía con polo blanco, pantalón de pinzas negro, zapatos de cuero negro y llevaba un pelo engominado que me hacía recordar cierto juguete que mi madre me regaló de pequeña. Jorge se desmotivó un poco al verlo y yo no pude contener la risa "¿Que hacía ese con una niña?" nos sentamos por el otro lado del comedor del restaurante con tan buena suerte de que Mike no nos había visto. El camarero nos colocó la mesa justo al lado de un gran ventanal que nos mostraba el paseo de la playa y el mar. A las chicas nos gustó el detalle, a Jorge no tanto, parecía estar más pendiente de que su nuevo jefe estaba con una cría.

Jorge me contó que Mike llega muy extraño por las mañanas y se encierra en su despacho. No quiere hablar con nadie y no hace más que beber café y fumar:

- ¿Desde cuándo Mike fuma? Si era lo más sano que he conocido en mi vida. - No estaba sorprendida pero sí que estaba muy intrigada. Sabía que algo oscuro había crecido dentro de él desde que le inyectaron la heroína y me preguntaba el qué sería.

- Desde que volvió al trabajo está muy trapichero - lo miré fijamente a los ojos y le dije: "¿A qué te refieres con trapichero? ¿De dónde sacas esas palabrejas?" Jorge hizo un esfuerzo para no mandarme muy lejos; miró a nuestras distraídas esposas y dijo - Jadira, creemos que está comercializando y además me juego lo que sea a que esa niña con la que está ahora mismo no tiene más de dieciocho años.

- Eso da igual, sabes que si tiene su consentimiento puede estar con una menor aunque tenga catorce años. Lo que me preocupa es que se haya quedado afectado con toda la movida de la heroína.

- Él está visitando a un psicólogo para eso mismo, creo que tuvo alucinaciones cuando estuvo bajo los efectos de la heroína.

- ¿Crees que se habrá quedado pillado? -  Quise oír la respuesta de Jorge pero me despistó Delia preguntándonos “¿No es ese Mike?”. Vimos como un hombre de unos 42 años abrazaba de manera posesiva por el cuello a una chica de unos veintidós años, luego supimos que no llegaba a diecinueve. Lo notamos muy agresivo pero igualmente sonreímos pensando que eran dos tortolitos que pasean románticamente de una plácida cena japonesa. Cual fue nuestra sorpresa que justo delante de nosotros la chica se intenta zafar de Mike y salir corriendo. Mike reacciona rápido y la agarra por el brazo, la chica cae y él la sujeta. Se acerca tanto a su cara que podemos ver como la chica intenta hacer su cabeza para atrás, no puede mantenerse por su propio pie porque Mike la está zarandeando. Entre tanto show Delia nos mira y nos pide que por favor hiciéramos algo. Jorge aparece de repente e intenta hablar con Mike:

-¡Oye colega! ¿Qué haces? Deja a la chica en paz.

-¡Lárgate Jorge! Esto no te compete.

-Vamos tío, la estás asustando ¿No le ves la cara?

-Jorge más vale que te largues o te mato aquí mismo.- Saca su arma mientras nuestras mujeres nos miraban. Yo estaba detrás de Mike y observaba toda la escena. Jorge subió los brazos mientras decía que se tranquilizara. Mike se vuelve a Jorge y suelta a la chica, yo la cojo y le digo que permanezca cerca. Me acerco suavemente por un lado y le pego una patada a su arma. Jorge y yo vamos corriendo a reducirlo. Avisamos a la policía y damos parte de lo ocurrido.

Esta mañana fuimos a declarar. Cada uno de nosotros contamos lo que vimos y sentimos.

No llegará a juicio, nadie sabrá nada. Mike estará internado en un centro psiquiátrico para desintoxicarse ya que desde hace menos de un mes no hace más que pedir “una dosis”.

FIN


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