Estaba encerrada en un bucle
y no veía salida. No tenía motivación para levantarme y afrontar mis temores.
Me había hundido en un mundo donde mi cabeza pesaba demasiado y no podía
levantarla, sólo miraba la mierda de suelo por el que caminaba. Mis ojos rojos
y casi cerrados, mi boca tapada y mis manos atadas hacían que el día a día
fuera una tortura imparable y mi estómago se revolvía cada vez que oía la
palabra libertad.
Un día abrí los ojos un
poquito y vi una luz. Me acerqué hacia ella y me llenó de calor, empecé a
sentirme mejor y una sonrisa hizo que la mordaza se cayera. Recordé como se
habla, recordé como era mi voz, sonó tan hermosa que mis ojos se abrieron un
poco más. Descubrí que aquella luz estaba algo lejos pero no me di por vencida
y la seguí. A veces corría detrás de ella y otras andaba conmigo acompañándome.
Yo le hablaba pero no contestaba, me hacía sentir bien. Me mostraba cosas
maravillosas que antes no veía, quitó de mi mente preocupaciones, dudas,
inseguridades y pesos de mi cabeza. Me ayudó a mantener la cabeza erguida.
Respiré hondo y pude mirar al frente, la luz empezó a brillar mucho más pero
por mucho que me cegara no podía cerrar los ojos. Me enseñó un lugar donde la
soledad y el hablar con uno mismo era la contraseña de entrada. Tu yo interior
tiene que encontrar la respuesta para que abriera una gran puerta, entonces
medité. Ya puedo ver sin juzgar, ya puedo hablar sin ofender, solo me falta
poder actuar sin maltratar. Fue entonces cuando la puerta se abrió, mis manos
se liberaron y pude pasar.
Vi una especie de ciudad en
ruinas donde podía ver personas intentando comunicarse con otras pero no lo lograban.
Unas porque les hablaban como no querían oír y otras porque malinterpretaban
los gestos y emociones.
¿Tan difícil es conocerse uno
mismo para poder llegar a lo que realmente quieres?
¿Tantos prejuicios nos han
inculcado que nos frenan a la hora de amar y ser amados?
¿Tan encerrados estamos en
nosotros mismos que solo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oir?
Lo primero que veas es lo que quieres ver, lo demás será el aprendizaje. |
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